Request for feedback! If any of the readers of my blog speaks English and Spanish, or just Spanish I am posting this here requesting for feedback on this translation I've made for JMG's Training the Will series, first post .

Hablemos acerca de entrenar la voluntad.
Hoy en día prácticamente tienes que ser un ocultista chapado a la antigua, un artista marcial, un nuevo recluta para una división de combate de la milicia, o de lo contrario en algún rincón poco popular de la sociedad para haberte encontrado con la idea de que la voluntad humana puede y debe de ser entrenada, enfocada y puesta a trabajar. Hay buenas razones para ello. ‘Just do it’ (Sólo hazlo) no es meramente el slogan blandido por aquella sobrevalorada compañía de calzado de tercera – es el mensaje que la mayor parte de un siglo de hechicería barata disfrazada de anuncios masivos ha intentado taladrar dentro de tu cabeza. Sólo hazlo – no pienses acerca de ello, no decidas por ti mismo si es o no una buena idea, y sobre todo no te preguntes acerca de cuáles motivos están detrás de lo que se te está forzando a pensar. Reacciones acríticas, irreflexivas a los estímulos colectivos son exactamente lo que cualquier clase gobernante quiere inculcar en sus sirvientes.
Por supuesto que hay suficientes razones menos politizadas porqué podrías considerar el entrenamiento de tu voluntad. Lo que puedes conseguir en tu vida está medido, no por tu talento o inteligencia o educación o suerte, pero por voluntad. Todos conocemos gente talentosa que nunca ha hecho nada con sus talentos, gente muy inteligente que nunca ha resultado en nada, gente con títulos de alto grado que son fracasos en la vida, y gente que ha malgastado más de un suertudo descanso. Sin una fuerte, enfocada voluntad bajo control consciente, llegas a ningún lado. Con ella, puedes lograr cosas asombrosas.
Aquí está la buena nueva: ya tienes toda la fuerza de voluntad que necesitas. Simplemente no sabes cómo usarla.
La voluntad nunca es realmente débil; cuando parece serlo, el problema es que está en conflicto consigo misma. La voluntad sólo puede ejercer todo su poder cuando está indivisa – cuando deseas una cosa, y sólo una cosa, con todo tu corazón. Llegar al punto en el que puedas hacer eso – ah, yace ahí la dificultad. Hoc opus, hic labor est! (Latín; ésta es la tarea, ésta es la parte difícil!).
Digamos que quieres hacer un millón de dólares. Nada podría ser más sencillo. Todo lo que tienes que hacer es poner a un lado toda meta excepto hacer un millón de dólares. Cuando te despiertas por la mañana, observa el día por delante y resuelve cómo puedes usar toda hora para hacer dinero. Antes de que gastes un centavo en cualquier cosa, evalúa si ese gasto te va a ayudar a obtener tu millón. A medida que vas por tu día, busca constantemente oportunidades para hacer dinero. Trata cada peso que ganas como una herramienta para hacer más pesos – así es cómo los ricos se vuelven ricos, sabes: ellos saben que es más fácil hacer que el dinero haga dinero a que los humanos hagan dinero. Haz esas cosas y tendrás tu millón más pronto de lo que puedes imaginar. Es así de sencillo – pero sencillo, por supuesto, no es lo mismo que fácil.
Hay dos principales barreras en el camino de la libre, potente y unificada voluntad. La primera consiste en conflictos en la voluntad; la segunda consiste en hábitos de la voluntad. Tomémoslas una a la vez.
Si intentas usar tu voluntad para cumplir dos cosas en conflicto una con la otra, es como si intentaras tomar un paso hacia adelante y un paso hacia atrás al mismo tiempo: vas a ningún lado, y si eres lo suficientemente torpe podrías aterrizar sobre tu trasero. Si quieres conseguir un millón de dólares, y también quieres gastar un millón de dólares, e intentas hacer las dos, tu cuenta de banco no va a alzar mucho. Eso sí, puedes hacer estas cosas una a la vez; puedes dedicarle unos años a conseguir tu millón, y después gastarlo todo en unos meses de exceso Bacanal; si eso es lo que quieres hacer, sal y hazlo. La mayoría de las personas, sin embargo, quieren tener un pastel y también quieren comérselo, entonces ellos terminan donde comenzaron sin nunca conseguir los resultados que refuerzan la confianza como ver un gordo millón en el banco, por una parte, o los atesorados recuerdos de un fantástico despilfarre de dos meses en la Bahamas por la otra.
Los conflictos de la voluntad son fáciles de lidiar; es con los hábitos de la voluntad que las cosas se ponen ásperas. A través de toda tu vida has estado estableciendo patrones habituales de la voluntad. La mayoría de lo que llamas tu personalidad consiste de poco más que eso: hábitos de la voluntad. Tú habitualmente haces esto y no aquello, te compartas de esta manera y no de aquella, respondes favorablemente a esta cosa y no a aquella, etcétera: esa es tu personalidad.
Hay otro nombre para los hábitos en la voluntad: emociones. Piensa acerca de cualquier emoción que escojas, y los encontraras en el corazón de ella. Amor, odio, envidia, enojo, amabilidad, avaricia, nombra la que sea – cada una, en su raíz, es un movimiento de la voluntad en respuesta a algo o un grupo de cosas en el universo de tu experiencia. Pasa un tiempo pensando acerca de las emociones que sientes comúnmente hasta que obtengas un sentido de cómo se relaciona con tu voluntad. Esto es importante para lo que sigue.
La dificultad con los hábitos de la voluntad es que cuando los hábitos que has establecido en tu vida te traen resultados que no te gustan, e intentas usar tu voluntad para algo distinto, terminas en medio de un conflicto en tu voluntad. ¿Y qué sucede? Llegas a ningún lado, como hemos señalado arriba. Estás intentando avanzar hacia adelanta y hace atrás al mismo tiempo. La mayoría de nosotros ha tenido la experiencia de aterrizar sobre nuestro trasero al menos una vez intentando hacerlo.
¿Eso significa que estás permanentemente atorado con una voluntad dividida? Nop. Hay maneras de cambiar tus hábitos de voluntad, y los estaremos discutiendo a medida que esta serie de artículos continue. La más importante de ellas es esta: establecer el hábito de la voluntad consciente.
¿Cómo haces esto? Para empezar, por usando tu voluntad deliberadamente cuando absolutamente nada de importancia depende del resultado.
Ahora, antes de que sigas leyendo la siguiente oración inmediata a ésta, toca la punta de tu nariz diez veces con el dedo índice de tu mano izquierda. ¿Ya hiciste eso? Bien. Esa es una acción de la que nada depende: una absurda, sin sentido, arbitraria acción – por lo tanto es perfecta para comenzar el entrenamiento de tu fuerza de voluntad.
Primer Ejercicio: Escribe “Toca tu nariz!” en un pedazo de papel o similar. Pégalo en algún lugar que sabes que lo verás al menos una vez al día – preferentemente algún lugar lo suficientemente privado en dónde nadie se asustará cuando te vea tocando la nariz. Por la siguiente semana, cada vez que lo veas, si no lo has hecho ya ese día, toca tu nariz diez veces con tu mano izquierda.
Tan absurdo como parece ser, esto comienza el proceso de construir un nuevo hábito en tu personalidad – el hábito de hacer cosas sólo porque decides hacerlas, no porque tenga una compulsión interna o externa que te obligue a hacerlas. En las siguientes semanas, construiremos sobre ese hábito, y hablaremos acerca de otras maneras en las que puedes aflojar el agarre que tus presentas hábitos en tu voluntad tienen sobre tu vida.
Consultado de https://ecosophia.dreamwidth.org/104078.html con la bendición del autor y traducido con el cariño de alguien que ha encontrado estas lecciones extremadamente útiles y con la necesidad de una divulgación más amplia. Para conocer más acerca del autor, donde publica ensayos semanales consultar: www.ecosophia.net o su librería física o en línea preferida más cercana.
Entrenando la Voluntad: 1
Por John Michael Greer
Traducido por Augusto Monge

Hablemos acerca de entrenar la voluntad.
Hoy en día prácticamente tienes que ser un ocultista chapado a la antigua, un artista marcial, un nuevo recluta para una división de combate de la milicia, o de lo contrario en algún rincón poco popular de la sociedad para haberte encontrado con la idea de que la voluntad humana puede y debe de ser entrenada, enfocada y puesta a trabajar. Hay buenas razones para ello. ‘Just do it’ (Sólo hazlo) no es meramente el slogan blandido por aquella sobrevalorada compañía de calzado de tercera – es el mensaje que la mayor parte de un siglo de hechicería barata disfrazada de anuncios masivos ha intentado taladrar dentro de tu cabeza. Sólo hazlo – no pienses acerca de ello, no decidas por ti mismo si es o no una buena idea, y sobre todo no te preguntes acerca de cuáles motivos están detrás de lo que se te está forzando a pensar. Reacciones acríticas, irreflexivas a los estímulos colectivos son exactamente lo que cualquier clase gobernante quiere inculcar en sus sirvientes.
Por supuesto que hay suficientes razones menos politizadas porqué podrías considerar el entrenamiento de tu voluntad. Lo que puedes conseguir en tu vida está medido, no por tu talento o inteligencia o educación o suerte, pero por voluntad. Todos conocemos gente talentosa que nunca ha hecho nada con sus talentos, gente muy inteligente que nunca ha resultado en nada, gente con títulos de alto grado que son fracasos en la vida, y gente que ha malgastado más de un suertudo descanso. Sin una fuerte, enfocada voluntad bajo control consciente, llegas a ningún lado. Con ella, puedes lograr cosas asombrosas.
Aquí está la buena nueva: ya tienes toda la fuerza de voluntad que necesitas. Simplemente no sabes cómo usarla.
La voluntad nunca es realmente débil; cuando parece serlo, el problema es que está en conflicto consigo misma. La voluntad sólo puede ejercer todo su poder cuando está indivisa – cuando deseas una cosa, y sólo una cosa, con todo tu corazón. Llegar al punto en el que puedas hacer eso – ah, yace ahí la dificultad. Hoc opus, hic labor est! (Latín; ésta es la tarea, ésta es la parte difícil!).
Digamos que quieres hacer un millón de dólares. Nada podría ser más sencillo. Todo lo que tienes que hacer es poner a un lado toda meta excepto hacer un millón de dólares. Cuando te despiertas por la mañana, observa el día por delante y resuelve cómo puedes usar toda hora para hacer dinero. Antes de que gastes un centavo en cualquier cosa, evalúa si ese gasto te va a ayudar a obtener tu millón. A medida que vas por tu día, busca constantemente oportunidades para hacer dinero. Trata cada peso que ganas como una herramienta para hacer más pesos – así es cómo los ricos se vuelven ricos, sabes: ellos saben que es más fácil hacer que el dinero haga dinero a que los humanos hagan dinero. Haz esas cosas y tendrás tu millón más pronto de lo que puedes imaginar. Es así de sencillo – pero sencillo, por supuesto, no es lo mismo que fácil.
Hay dos principales barreras en el camino de la libre, potente y unificada voluntad. La primera consiste en conflictos en la voluntad; la segunda consiste en hábitos de la voluntad. Tomémoslas una a la vez.
Si intentas usar tu voluntad para cumplir dos cosas en conflicto una con la otra, es como si intentaras tomar un paso hacia adelante y un paso hacia atrás al mismo tiempo: vas a ningún lado, y si eres lo suficientemente torpe podrías aterrizar sobre tu trasero. Si quieres conseguir un millón de dólares, y también quieres gastar un millón de dólares, e intentas hacer las dos, tu cuenta de banco no va a alzar mucho. Eso sí, puedes hacer estas cosas una a la vez; puedes dedicarle unos años a conseguir tu millón, y después gastarlo todo en unos meses de exceso Bacanal; si eso es lo que quieres hacer, sal y hazlo. La mayoría de las personas, sin embargo, quieren tener un pastel y también quieren comérselo, entonces ellos terminan donde comenzaron sin nunca conseguir los resultados que refuerzan la confianza como ver un gordo millón en el banco, por una parte, o los atesorados recuerdos de un fantástico despilfarre de dos meses en la Bahamas por la otra.
Los conflictos de la voluntad son fáciles de lidiar; es con los hábitos de la voluntad que las cosas se ponen ásperas. A través de toda tu vida has estado estableciendo patrones habituales de la voluntad. La mayoría de lo que llamas tu personalidad consiste de poco más que eso: hábitos de la voluntad. Tú habitualmente haces esto y no aquello, te compartas de esta manera y no de aquella, respondes favorablemente a esta cosa y no a aquella, etcétera: esa es tu personalidad.
Hay otro nombre para los hábitos en la voluntad: emociones. Piensa acerca de cualquier emoción que escojas, y los encontraras en el corazón de ella. Amor, odio, envidia, enojo, amabilidad, avaricia, nombra la que sea – cada una, en su raíz, es un movimiento de la voluntad en respuesta a algo o un grupo de cosas en el universo de tu experiencia. Pasa un tiempo pensando acerca de las emociones que sientes comúnmente hasta que obtengas un sentido de cómo se relaciona con tu voluntad. Esto es importante para lo que sigue.
La dificultad con los hábitos de la voluntad es que cuando los hábitos que has establecido en tu vida te traen resultados que no te gustan, e intentas usar tu voluntad para algo distinto, terminas en medio de un conflicto en tu voluntad. ¿Y qué sucede? Llegas a ningún lado, como hemos señalado arriba. Estás intentando avanzar hacia adelanta y hace atrás al mismo tiempo. La mayoría de nosotros ha tenido la experiencia de aterrizar sobre nuestro trasero al menos una vez intentando hacerlo.
¿Eso significa que estás permanentemente atorado con una voluntad dividida? Nop. Hay maneras de cambiar tus hábitos de voluntad, y los estaremos discutiendo a medida que esta serie de artículos continue. La más importante de ellas es esta: establecer el hábito de la voluntad consciente.
¿Cómo haces esto? Para empezar, por usando tu voluntad deliberadamente cuando absolutamente nada de importancia depende del resultado.
Ahora, antes de que sigas leyendo la siguiente oración inmediata a ésta, toca la punta de tu nariz diez veces con el dedo índice de tu mano izquierda. ¿Ya hiciste eso? Bien. Esa es una acción de la que nada depende: una absurda, sin sentido, arbitraria acción – por lo tanto es perfecta para comenzar el entrenamiento de tu fuerza de voluntad.
Primer Ejercicio: Escribe “Toca tu nariz!” en un pedazo de papel o similar. Pégalo en algún lugar que sabes que lo verás al menos una vez al día – preferentemente algún lugar lo suficientemente privado en dónde nadie se asustará cuando te vea tocando la nariz. Por la siguiente semana, cada vez que lo veas, si no lo has hecho ya ese día, toca tu nariz diez veces con tu mano izquierda.
Tan absurdo como parece ser, esto comienza el proceso de construir un nuevo hábito en tu personalidad – el hábito de hacer cosas sólo porque decides hacerlas, no porque tenga una compulsión interna o externa que te obligue a hacerlas. En las siguientes semanas, construiremos sobre ese hábito, y hablaremos acerca de otras maneras en las que puedes aflojar el agarre que tus presentas hábitos en tu voluntad tienen sobre tu vida.
Consultado de https://ecosophia.dreamwidth.org/104078.html con la bendición del autor y traducido con el cariño de alguien que ha encontrado estas lecciones extremadamente útiles y con la necesidad de una divulgación más amplia. Para conocer más acerca del autor, donde publica ensayos semanales consultar: www.ecosophia.net o su librería física o en línea preferida más cercana.